COMPONENTES

Ruben Alonso Palma
Angela González San Martín
Leticia Pizá Nerín
Adriana Obispo Momó

viernes, 19 de marzo de 2010

UGT.-

Los últimos datos sobre costes laborales y salariales, correspondientes al cuarto trimestre de 2009, señalan que el crecimiento de los salarios ha sido más moderado que en periodos anteriores y no se conoce una subida salarial tan mitigada desde el último trimestre de 2005 (un 2,6%). Sin embargo, en términos absolutos, el salario por trabajador ha aumentado debido a que se está invirtiendo el efecto que predominó en los años de fuerte crecimiento económico, cuando se creaba empleo de poca cualificación, cuya remuneración resultaba competitiva para las empresas en términos de costes salariales y laborales. Este tipo de empleo es el que primero se destruye en época de recesión, por tanto el aumento medio de salario se debe a la destrucción masiva de empleo barato y también al descenso del IPC. UGT insiste en que la mejora del poder adquisitivo de los trabajadores para dinamizar el consumo de las familias y recuperar la demanda interna.

Los últimos datos publicados (del cuarto trimestre de 2009) sobre costes laborales y salariales señalan que el coste laboral que las empresas pagan por trabajador ha aumentado un 2,5% respecto al mismo periodo de 2008, porcentaje inferior al de entonces (5%). Como media, por cada trabajador, las empresas pagaron 2.649,13€.

El coste salarial, por su parte, se ha incrementado un 2,7%, 2,1 puntos menos que un año antes (4,8%). A cada trabajador, en promedio, las empresas le han pagado 1.993,15€.

Estos datos hay que considerarlos en el contexto económico actual. Sobre ellos, cabe resaltar algunos aspectos relativos, sobre todo, a los efectos de la recesión económica en el mercado de trabajo y, en concreto, en los costes laborales y salariales:

Coste salarial por trabajador nominal y real 2002-2009
Tasas de variación anual (%)

a) Efectos del descenso del nivel de precios

Los datos indican que, el aumento anual del coste salarial real (eliminando el efecto de los precios a través del IPC), ha sido superior al nominal (3,5% frente a 3,2%), por efecto de la fuerte bajada de los precios. Como consecuencia, las cifras señalan una ganancia de poder salarial de los trabajadores en el conjunto de 2009, provocada por la caída del IPC.

Lo anterior muestra que la caída de la inflación, provocada por el descenso del precio del petróleo y por la retracción de la demanda, ha elevado los costes salariales reales. En un contexto de recesión económica como el actual, esta mejora en el poder adquisitivo de los trabajadores puede tener un impacto positivo sobre el consumo de las familias y la recuperación de la demanda interna.

b) Variación de los costes de despido

Parte del aumento de los costes laborales se debe al incremento del número de pagos de indemnizaciones por despido. Su evolución muestra un comportamiento acorde con la destrucción de empleo en España.

Costes de despido por trabajador (€) 2000-2009

c) Aumento del desempleo entre los asalariados temporales

El descenso de actividad económica y el incremento del desempleo se están dejando notar en las subidas salariales en este año. El crecimiento de los salarios ha sido más moderado que en periodos anteriores y no se conoce una subida salarial tan mitigada desde el último trimestre de 2005 (2,6%).

No obstante, en términos absolutos, el salario por trabajador ha aumentado. En este sentido, es probable que se esté invirtiendo el efecto composición que ha predominado en los años de fuerte crecimiento económico, y puede que actualmente esté alterando el indicador de salario pagado por trabajador, sobreaumentando su valor.

En los dos últimos años (entre el cuarto trimestre de 2007 y el cuarto de 2009) perdieron su empleo 1.332.100 asalariados temporales, según la EPA. Precisamente este tipo de trabajadores cuentan con peores condiciones laborales en cuanto a contratos, duración de los mismos y remuneración. En términos absolutos, su salida del empleo deja a la vista unos salarios relativamente más elevados que reciben los trabajadores que mantienen su puesto de trabajo.

d) Evolución de la actividad económica y el empleo

En España, el principal ajuste de la actividad en las empresas se realiza vía empleo y no producción. Como consecuencia, la productividad aparente del factor trabajo es contracíclica, al contrario que en otros países europeos. El descenso del empleo es proporcionalmente mayor que el descenso de la producción, lo que hace aumentar la productividad en épocas de crisis y viceversa.

El empleo creado en la etapa de expansión económica fue un empleo de poca cualificación y cuya remuneración resultaba competitiva para las empresas en términos de costes salariales y laborales. En épocas de expansión aumentan rápidamente estos puestos de trabajo a cubrir, pero en recesión, y por los mismos motivos relacionados con el escaso coste que supone prescindir de estos trabajadores, se destruyen también a gran velocidad.

Por esta razón, la intensidad de uso del factor trabajo en cada sector ha hecho que la evolución de la destrucción de empleo haya sido muy distinta a la de la actividad económica. En el sector industrial, con una mayor capacidad tecnológica y una capacidad instalada previa (por la inversión productiva realizada en los años previos), con un factor trabajo más cualificado y caracterizado por la estabilidad en el empleo (mayor proporción de contratos indefinidos), ha sufrido con mayor intensidad la caída de la actividad que la del empleo. En cambio, en el sector de la construcción, con un uso más intensivo del factor trabajo que del capital, la destrucción de puestos de trabajo ha sido abrumadora (temporales en su mayoría, hay que recordar que la tasa de temporalidad en el sector llegó a alcanzar en la década pasada más del 60%).